¿Sabías que el tratamiento de implantes tiene una tasa de éxito del 98%? Gracias a los resultados que ofrece, es uno de los servicios más demandados por los pacientes que acuden a nuestra clínica dental en San Sebastián de los Reyes. Sin embargo, es cierto que en determinados casos no representan la mejor opción. Por ello, es fundamental realizar un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado para cada caso. La periimplantitis es uno de los riesgos que se pueden correr. Pero ¿qué es y por qué se produce? Aquí te contamos todos los detalles, así que ¡continúa leyendo este post!
¿Qué es la periimplantitis?
Como ya te hemos contado en otras ocasiones, un implante dental es una raíz artificial de titanio que se coloca en el hueso maxilar. Después, sobre ella, se pone la prótesis, que es la que simula al diente, tanto en estética como en funcionalidad. Pues bien, después de este pequeño recordatorio, la periimplantitis es un proceso inflamatorio que se produce después de haber colocado un implante dental y afecta a los tejidos que lo rodean. Una de las consecuencias principales es la pérdida de soporte óseo en el que se integra el implante. Cuando este problema inflamatorio afecta solamente a los tejidos blandos estaríamos ante una mucositis periimplantaria. Mientras que, en aquellos casos que no se trate a tiempo y dañe el hueso de soporte, se originaría una periimplantitis.Síntomas de la periimplantitis
Algunas de las señales que nos pueden indicar la presencia de una periimplantitis son:- Movilidad del implante.
- Dolor al tacto y al percutir.
- Enrojecimiento de la zona que rodea al implante.
- Sangrado y/o supuración.
- Encías retraídas.
¿Por qué se produce?
Los motivos y factores de riesgo por los que puede llegar a producirse una periimplantitis son:- Sobrecarga oclusal que genera la masticación, cuando la colocación del implante no es la correcta.
- Flora bacteriana que puede ubicarse en la superficie del implante.
- Higiene bucodental deficiente.
- Deficiente calidad y cantidad del hueso de soporte.
- Problemas periodontales.
- Consumo de alcohol y tabaco.
